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La oración es el lenguaje del alma; es el momento en que abrimos nuestro corazón a Dios y le hablamos como a un amigo. No se trata de palabras perfectas, sino de sinceridad. A través de la oración, fortalecemos nuestra relación con Él, encontramos dirección y sentimos Su presencia guiando cada paso.

La importancia de orar

La oración no solo cambia circunstancias, también cambia corazones. Cuando oramos con fe, aprendemos a confiar en los planes de Dios incluso cuando no entendemos todo lo que sucede. Es en esos momentos de entrega donde nuestra fe crece y nuestro espíritu se renueva.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”
— Filipenses 4:6

uando la iglesia ora unida, el poder de Dios se manifiesta. La oración comunitaria fortalece los lazos entre los creyentes, despierta la fe y trae avivamiento al corazón del pueblo de Dios.

“Y todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.”
— Hechos 1:14