Donde cada voz se une para celebrar la grandeza de Dios
La alabanza es más que música; es una expresión viva de gratitud y alegría. Cuando levantamos nuestras voces, los muros caen, las cargas se disipan y el gozo del Señor llena el corazón. En cada nota y en cada aplauso proclamamos que Él es bueno, que su amor nunca falla y que su fidelidad permanece para siempre. “Todo lo que respira alabe al Señor. ¡Aleluya!”
— Salmo 150:6




